miércoles, 9 de marzo de 2016

5- Saturnino Muniagurria

Saturnino Muniagurria es un escritor correntino que se encuentra a caballo entre dos siglos. Nacido en 1875 en San Roque, vivió los primeros años de su vida en el campo, donde no había maestros ni escuelas rurales , por lo que su instrucción comenzó recién a los diez años. Esa vida en la que la exploración del paisaje rural y la fascinación por la naturaleza quedarán plasmadas en su autobiografía Como pájaros libres, la que dedicará a sus nietos y en donde dejará una postal de aquella época de fines del siglo XIX, donde el campo correntino carecía de alambrados y los gauchos dominaban el paisaje. Esta vida telúrica se interrumpe cuando Muniagurria marcha a Buenos Aries para estudiar abogacía y, al mismo tiempo, empezar a trabar amistad con gran parte de la intelectualidad correntina que allí se hallaba. 


Saturnino Muniagurria a los 80 años

De sus primeros esbozos literarios nos quedan tres composiciones poéticas que fueron incluidas en El parnaso correntino (1910), antología realizada por Walter Elena con motivo de la conmemoración del centenario de la Revolución de Mayo. En estas poesías se presentan de forma bastante pictórica los paisajes agrestes de la infancia: en "La siesta" y "Las cotorras" describe el andar de los loros entre los maizales y detrás de ellos el lorero, espantándolos. En "El canto del macá", Muniagurria muestra la laguna Iberá surcada por el carau al caer la tarde, cuyo canto amarga a cualquiera que lo oye, al tiempo que dialoga con otro pájaro amigo asociado también a la tristeza:

En el árbol donde oculto
llora... llora el urutaú...
Mientras en lo más inculto
del pajonal, el caráu,
con su canción plañidera
que arrastra el viento al pasar,
parece que respondiera:
"hay tiempo para llorar...!"

Desde estas intervenciones literarias juveniles de Muniagurria hasta la aparición de sus primeros libros hay un largo vacío que coincide con la vuelta a Corrientes, donde finalmente se instalará en Goya, para ejercer la profesión de abogado y al mismo tiempo manejar un campo ganadero de su pertenencia. Pero a esta labor acompañará la profundización en el conocimiento de la lengua guaraní, la búsqueda de una voz propia que pueda expresarse en las dos lenguas que habla desde pequeño y defensa del modo de ser campesino ante las injusticias de los poderes de turno y de los capitales extranjeros. 



 



A partir de 1946 publicará frenéticamente, totalizando 8 libros en los próximos diez años: Yata-i apiteré, poesía (1946); El guaraní, compendio gramatical y vocabulario (1947); Poemas de tierra adentro, poesía (1948); Carau, teatro (1949); Arriba, poesía (1951); Narraciones correntinas, cuentos (1951); Como pájaros libres, autobiografía (1955) y Lastre, poesía (1956). En esta larga obra llevada a cabo en tan poco tiempo hay un hilo conductor que tiene que ver con la defensa y valoración de la lengua guaraní, el desnudamiento de las relaciones sociales de injusticia propias del ámbito rural, la exaltación del paisaje y el avasallamiento sobre el mismo de la codicia extanjera. Tópicos que se inscriben dentro del costumbrismo argentino, pero también herederos del naturalismo en tanto determinación del hombre por su ambiente. En  Yata-i apiteré, Muniagurria intenta realizar un trabajo inédito por su complejidad y tema; escribir un poemario bilingüe guaraní-español, en donde ambas versiones de cada poema respeten reglas poéticas definidas por la métrica y rima, y donde ninguno de los dos sea traducción del otro. Esta tarea reconoce el autor mismo como de máxima complejidad, pero que sin embargo lleva a cabo con ajustada:


Tú, lágrima

Tú, lágrima
que corres por mi cara,
algo eres más que agua.

Más que el rocío
que tiembla y que gotea,
suspendido al extremo de las ramas.

El sol no te evapora.
La sombra no te traga.
El viento no te lleva.
Algo eres más que agua.

Tupá ¿de qué te hizo?
Te halló su mano ¿dónde?
Cómo se las compuso:

Toda su agua no basta
a hacer que el mar desborde.
Y el mar de nuestra alma, más inmenso,
contigo, pequeñísima,
consigue que rebose.

Al año siguiente Saturnino Muniagurria publica El guaraní, donde intenta continuar la obra de valoración de la lengua vernácula de los correntinos, sistematizándola a partir de una gramática; trabajo encomiable y ambicioso al que quizás le falten ciertas profundizaciones en la estructura propia de la lengua, que no siempre se adapta a la gramática de las lenguas europeas. Pero aún más este primer intento de construir un sistema gramatical para la lengua guaraní se valora, sobre todo, las razones que llevan a Muniagurria a embarcarse en tamaño proyecto:

...no se puede saber lo que se quiere y adónde se va, si se desconoce lo que se es. Es el caso del amnésico, que ignora lo uno y lo otro por haber perdido la memoria. La personalidad puede verse oscurecida, disminuida y hasta suprimida por completo, pese a la identidad del sujeto. Ningún medio más eficaz para recuperarla que el idioma. (...) Al idioma se vuelve siempre, aunque a veces por caminos diferentes. Se vuelve a él por razones de orden sentimental, como se vuelve, haciendo justicia a su arte, al uso de los muebles antiguos, en detrimento de los mobiliarios modernos, mucho más costosos, a veces; (...) pero se vuelve también al idioma por convicción, por un desarrollo mayor del concepto de la responsabilidad.


  


Los demás libros de esta etapa se adentran en destacar la lengua y las costumbres provincianas, en sostener cierta añoranza sobre el mundo que se ha marchado, esa infancia de fines de siglo XIX en un eterno campo sin alambrados. Pero quiero destacar su única obra de teatro: Carau, donde el autor carga sus fusiles contra la corrupción política que maneja a los votantes como hacienda, el sistema extractivo de vaciamiento y explotación vegetal y humana que llevan a cabo las empresas inglesas en la zonza del tanino chaqueño-santafesino, y autoritarismo de los comisarios rurales que responden a estos dos poderes. La vida de Carau, un gaucho de valores y con gran presencia por sobre sus congéneres, que rechaza los favores económicos y se siente guiado por el altruismo. Cuando acepta por pedido de los obreros el cargo de comisario que le han ofrecido para comprarlo, Nicholson, secretario de la Compañía General Quebrachalera le trae un sobre de dinero de la empresa que Carau lo redistribuye rápidamente entre los trabajadores que lo acompañan:

CARAU: - ¿Puedo entontonces disponer libremente de ese dinero?
NICHOLSON: - Es completamente suyo. Haga de él lo que quiera.
CARAU: (a los obrajeros) - Acaso no fue el pedido de ustedes el motivo principal que me determinó a acetar el cargo... el hombre es débil, y hay que buscar unas veces en sus sentimientos, y otras en su ambición, el verdadero móvil de sus acciones. Pero eso no quiere decir que no siga estimándolos, ni impedirá que los ayude en cuanto pueda. ¡Esta plata me está quemando las manos! francamente, no sabría qué hacer con ella. Supongo que el Gobierno me dará casa... comida no ha de faltarme. Tengo además, como ustedes saben, un pingo de mi flor, para trasladarme adonde me ordene la voluntá o me lleve el cumplimiento de mi deber. En tales condiciones, la plata sólo puede servirme de estorbo. ¡A lo mejor me da por jugar o emborracharme! repartiéndola entre ustedes, evito ese riesgo y al mismo tiempo les brindo un servicio.
NICHOLSON: - ¿Qué está diciendo? La compañía no puede ver con lindos ojos lo que va a hacer.
CARAU: - Soy dueño de disponer libremente lo que es mío.


 


Pero Muniagurria no quiere construir un ejemplo incorrupto sino más bien un tipo ideal de gaucho, que aunque de ricos valores tiene sus debilidades, su machismo y sus errores. Carau actuará en contra de los que quieren explotar a sus compañeros del obraje poniendo en riesgo su propia vida, aunque al final se termine perdiendo por el amor a una mujer, con la que bailará hasta la muerte aún cuando su madre esté agonizando, con lo que el final de la obra abandona el género naturalista para hundir sus pies en el fantástico.

En los años posteriores Muniagurria publicará Cuentos del pago redondo, (1959), Cuentos e historietas correntinos (1960), Ybotí Rogûé, poesía (1966) y Compendio guaranítico (1969), además de reeditar varios de sus libros. Seguirá viviendo en Goya hasta los 97 años, donde fallecerá en 1972, dejando una obra voluminosa aún por analizar. En 2014, en un Simposio sobre literatura policial en la Biblioteca Nacional, se rescató uno de sus cuentos-nouvelle, "El caso de Apolonio Menéndez", como uno de los textos precursores del policial argentino. Ojalá sigamos encontrando más líneas de lectura en este grande de la literatura provincial

11 comentarios:

  1. Uno de los tantos escritores y gentes que tendrían que ser ejemplo para las generaciones que les siguieron y nunca se les hizo conocer ,

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  2. ESE ERA MI TIO SATURNO, (LE DECIAMOS) ALLI NACI, EN ESTANCIA SANTO DOMINGO Y CASI HICE UNA VIDA PARALELA Y TENGO PARA CONTAR... RE I KUAJA PA CHE CAMBA?

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    1. ese soy yo, el UNKNOWN, el sin nombre pero con APELLIDO.

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  3. Tengo un par de libros de Saturnino. Donde se podra conseguir otros ejemplares? Seria bueno digitalizarlos. Roque Muniagurria

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    1. Hola, tiene como pájaros libres digitalizado?

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    2. Tengo Lastre. El otro que tenia lo perdi, o lo preste y no me lo devolvieron,

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  4. Soy tataranieto de Saturnino, un Muniagurria nacido en Buenos Aires y actualmente viviendo en España. Soy actor profesional y me ENCANTARÍA poder leer y llevar a escena CARAU.¿Alguien lo tendrá digitalizado o sabrá donde o como conseguirlo? Gracias!

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  5. Soy tataranieto de Saturnino, un Muniagurria nacido en Buenos Aires y actualmente viviendo en España. Soy actor profesional y me ENCANTARÍA poder leer y llevar a escena CARAU.¿Alguien lo tendrá digitalizado o sabrá donde o como conseguirlo? Gracias!

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  6. Que personaje interesante¡¡¡ que bueno si pudieras hacer esa obra Juanma¡

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  7. La verdad estoy muy sorprendido recién descubro en la biblioteca. Materia de Saturnino Muniagurria

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  8. Les comparto "El guaraní":
    http://etnolinguistica.wdfiles.com/local--files/biblio%3Amuniagurria-1947/Muniagurria_1947_ElGuarani_OCR.pdf

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